martes, 10 de abril de 2007

BONÓ: EL SOCIÓLOGO

Por M. A. Orlando Objío[1]


Bonó se auto percibía como un estudioso de la realidad nacional, se refiere a sí mismo en estos términos: “…los estudios en que yo me he colocado para considerar nuestros asuntos”[2], siempre opina “después…de estudiar a fondo nuestra sociedad…” En ese sentido, estima que pocos “están a la altura de las opiniones y de los estudios en que yo me he colocado para considerar nuestros asuntos.”[3]

A Bonó se le estima como “…entre nuestros primeros y más doctos sociólogos.”[4] No obstante, Hoetink se refiere a Bonó como “…el interesante sociólogo amateur…”[5], lo cual significa que para él, Bonó era un aficionado, un principiante, un chapucero. Sin embargo, en un texto posterior, al referirse a la publicación de Los Papeles de Bonó, da a entender que estos contienen “notables ensayos sociológicos.”[6]

Rufino Martínez, sostiene que: “Ningún intelectual dominicano penetró y conoció tanto la realidad de nuestro pueblo desde el punto de vista sociológico como Bonó.” De él admira “…su pleno conocimiento del estado social del pueblo dominicano, las deficiencias del mismo y las causas de que emanaban.” Con “…una vida de cabal proceridad, como lo han sido pocas en nuestro país.” El historiador-biógrafo, reconoce en Bonó estas cualidades personales: patriotismo, justiciera disposición para juzgar lo nativo sin prejuicios ni ceguedad pasional, probidad mental, laboriosidad, espíritu cívico, sinceridad y “un fondo de honorabilidad, propia del recto varón. Idealista: “Fue el intelectual dominicano que tuvo más fe en la virtualidad de la sana y bien inspirada prédica para reformar el agregado social.”[7]

Balaguer, 1975, sostiene que: “José Ramón López es, sin disputa, nuestro primer sociólogo: nadie ha hurgado con más perspicacia en nuestro fondo étnico ni nadie ha sido más agudo en la interpretación de los fenómenos que caracterizan la sociabilidad dominicana.”[8] Balaguer apoya su planteamiento no en la fecha de la producción intelectual de López, sino en lo conceptual de la obra. Para él se trata de un “escritor meduloso”, que “introduce en la literatura nacional dos cambios sustanciales…El segundo concierne a la esencia misma del pensamiento y consiste…en la aplicación de las ideas a las realidades de ambiente nacional y al examen de los fenómenos característicos de la evolución dominicana.”[9] Es sólido el argumento en defensa de la tesis premisa: “Lo nacional no es, en José Ramón López, el paisaje terrígeno ni el color local, tendencia que anteriormente se había manifestado en el verso y la novela…”[10], en el sociólogo el enfoque es diferente: “De lo que aquí se trata es de vincular la literatura al medio, no a través de candideces líricas y de efusiones sentimentales, sino penetrando en las entrañas de los problemas del país…”[11]

La categórica afirmación de Balaguer de que López es el primer sociólogo dominicano, se debe moderar en el sentido de que López “…junto a…Bonó, puede ser considerado como uno de los primeros sociólogos dominicanos. En él encontramos una gran preocupación por dar explicación racional de los hechos sociales que caracterizaron la sociedad dominicana de finales de finales siglo XIX y principios del presente.”[12]Recién se publica, por el Archivo General de la Nación, unos “Escritos Dispersos” de López. En la presentación del texto se sostiene, a propósito de los dos famosos ensayos: La Alimentación y la Raza (1896)/La Paz en la Republica Dominicana (1915), que por: “Los contenidos expuestos en ellos han situado al autor como el primer intelectual dominicano, detrás de Hostos, que se perfiló profesionalmente como un sociólogo.”

Para Juan Isidro Jimenes Grullón, Bonó es un sociólogo intuitivo, lo refiere con estos términos: “Bonó: el más destacado sociólogo intuitivo de la época.”[13] Piensa que: “Bonó…el sociólogo intuitivo más penetrante de aquella época…produjo unos cuantos trabajos admirables sobre nuestra realidad social y económica…Cada uno de ellos contiene observaciones minuciosas e interpretaciones por lo común acertadas…y cosa admirable en un hombre de su formación y época, enfoca los problemas partiendo de la estructura clasista de la sociedad.”[14] Según sostiene Grullón: “Bonó ahonda en el problema, convirtiéndolo en la base de su interpretación.” Para Grullón, este nivel del Análisis sociológico: “se retrata indudablemente de algo excepcional, máxime cuando nada revela que él tenía conocimiento de las obras de Marx.” A lo anterior agrega que: “Bonó…jamás se abanderó con ninguna corriente ideológica…conservó siempre su independencia de criterio…lo que le permitió adentrarse en nuestras realidades con una visión propia, ajena a todo tipo de influencia.”[15]

Por otro lado, Raymundo González quien tiene una producción intelectual basada en la interpretación de la figura y el pensamiento de Bonó, sostiene que en los planteamientos de Bonó se conjugaron dos elementos, a saber: “En primer lugar, su conocimiento de la historia dominicana, y más que eso, la intuición sociológica con que aborda su interpretación…” Estos dos elementos, pero sobre todo el segundo: “están presentes a lo largo de sus penetrantes análisis de la sociedad de la época.”[16] Para Moya Pons, Bonó era el “más importante pensador azul de aquellos años”[17], pero, lo reduce a un simple contemplador de la realidad: “se encontraba retirado en San Francisco de Macorís haciendo vida de filósofo”[18]

Wilfredo Lozano, prominente sociólogo dominicano, investiga la historia de la sociología dominicana, busca los precursores del pensamiento sociológico y los encuentra en Bonó, Hostos y José Ramón López. Para él ellos son “los verdaderos “padres” de la ciencia social dominicana.”[19], “…Hostos, Bonó y José Ramón López, verdaderos padres del moderno pensamiento social dominicano.”[20] Las expresiones de Lozano generalizan la paternidad: padres de la ciencia social dominicana / del moderno pensamiento social dominicano.

Ahora bien; al valorar de manera particular a cada uno de estos precursores, Lozano entiende que “es claro que el antecesor más significativo de la teoría social dominicana lo encontramos en Bonó.”-20. Según Lozano, el subjetivismo “se encuentra ausente en Bonó”-20. Sostiene que: “en Bonó encontramos una interpretación del mundo social donde los fenómenos sociales e históricos no son meras realidades contingentes, sino productos necesarios de situaciones objetivas.”-20. El reconocimiento de que en Bonó se halla presente el más alto valor epistemológico de la ciencia moderna: la objetividad, obliga al autor a sostener que “Bonó poseía una genuina actitud sociológica en el tratamiento de la realidad social.”[21] Así, entiende que Bonó es un auténtico sociólogo: “realmente prima-en Bonó, O.O.- una visión clasista de la realidad social, preñada de una poco usual agudeza sociológica.”[22]

En su historia de la sociología dominicana Lozano entiende que el texto de Harry Hoetink: El Pueblo Dominicano (1850-1900), Apuntes para su sociología histórica, redescubre a Bonó: “Este libro permitió que en el ámbito académico se recuperara la obra de Bonó que estaba olvidada. A partir de esta obra, la presencia de Bonó en la sociología dominicana va a ser fundamental.” A tal punto que pensadores sociales esenciales de nuestra sociología, Roberto Cassá, Franc Báez Evertz, Wilfredo Lozano, en sus producciones inmediatamente posteriores a la de Hoetink: “deben mucho a Bonó.”[23]

En cambio, de la exposición de Lozano se desprende que Hostos es un filósofo moralista, no un sociólogo. Al valorar las ideas de Hostos sobre la realidad social considera que estas son una filosofía de la historia; producto de la tradición comteana, la que hacía que esas ideas fuesen: “más que el resultado de un procedimiento fundado en una rigurosa observación metódica de la realidad, una filosofía de la historia, interesada en la moralización de la sociedad más que en su conocimiento objetivo.”[24]

Roberto Cassá entiende que Bonó “fue un innovador”, “…un pionero de los estudios sociológicos.”, que “…se cuenta entre los intelectuales que han logrado una aproximación cabal a los rasgos constitutivos de la sociedad dominicana.”Para este historiador: “…lo relevante de su labor radicó en haber sometido a escrutinio la sociedad dominicana con herramientas teóricas que utilizaban pensadores de avanzada en las sociedades europeas.”[25] De formación autodidacta, a Bonó se le presenta “…imbuido desde joven del conocimiento de las teorías sociales y políticas.”, “…familiarizado con las doctrinas filosóficas y sociales modernas.”[26]

Entiendo que con las expresiones sociólogo intuitivo /intuición sociológica, de Grullón y González, respectivamente, se disminuye la condición de sociólogo de Bonó, esto así, por cuanto la intuición constituye una fase inferior del conocimiento. El conocimiento intuitivo es superficial, empírico, limitado a los rasgos generales/exteriores del objeto, nunca alcanza el conocimiento de la esencia, con ese conocimiento se constituye el sentido común. Y, también, considero que este apocamiento de Bonó es una inconsecuencia e incoherencia de parte de Grullón y González con la valoración sobre Bonó que ellos mismos postulan, del que sostienen una interpretación que nos permite justipreciar a Bonó como un autentico sociólogo, González, por ejemplo, opina que: “sus reflexiones acerca de la sociedad de su tiempo, sobre nuestro país, todavía nos da mucho que pensar.”

Es esa disyuntiva respecto de quien es nuestro primer sociólogo, y cual fue su calificación, la que provoca nuestra indagación, nos proponemos demostrar que corresponde a Bonó el privilegio de serlo y que fue extraordinario. Para lograr nuestro propósito el discurso descansará en nueve (9) argumentos, advirtiendo al lector que por razón del método y de espacio me veo obligado a realizar abstracción de textos básicos, lo cual reduce significativamente la cantidad de argumentos que se podrían abonar en favor de nuestra tesis: Bonó es, en el tiempo y la obra, el primer sociólogo dominicano.

Argumento No.1:La selección del objeto de estudio: Bonó, inicia su vida intelectual con la novela histórica “El Montero”: escogió como tema el cuadro rural del Hato: la montería, de esta configuración socio-económica de los siglos XVI-XIX, selecciona al sujeto que representa al pueblo, el campesino, y estudia sus costumbres:“…el montero era el dominicano de vida más dramática; el más esforzado y misérrimo individuo en la escala social de la época.”, “…la agreste figura del montero: la cabeza envuelta en un ancho pañuelo; la camisa, de tenerla, raída; el pantalón de fuerte azul, arremangado hasta la rodilla; los pies descalzos o defendidos por míseras soletas; en la cintura el machete y el eslabón de pedernal, para amolarlo en el continuo uso de la montería; y en la boca la humeante pipa de barro y curvo el calimete.”[27]

Bonó nos figura al montero en los siguientes términos: “Nada hay más tosco que la fisonomía de este individuo: la grande y poblada barba que circuía su ancha y aplastada cara, caía sobre su velluda pecho y le daba el aire de un escapado de la cárcel, sus narices eran chatas y su boca grande y gruesa, en fin, un conjunto feo, pero que denotaba fuerza y salud. Su traje era el de los monteros en general; chamarreta de burda tela de cáñamo con calzones de lo mismo sujetos a la cintura de una correa con hebilla de acero, machete corto de cobos de palo y vaina de cuero, cuchillo de monte, eslabón de afilar pendiente de la correa y con una cadenita de hierro…cubría su cabeza con un gorro de paño que en su primitivo origen debía ser negro, pero que la intemperie y la grasa habían puesto de color dudoso, y se tendrá el vestido nuestro hombre.”[28] Esa era “la única vida novelesca, o la más novelesca.” Con ello, Bonó tempranamente evidenciaba la impronta distintiva de su discurso sociológico-político: El interés en los pobres.

El Montero, novela histórica/costumbrista/realista, revela la temprana atención prestada por Bonó a las formas de vida y cultura campesinas, que es su objeto de estudio: “…ese objeto antes nunca identificado: la historia social del pueblo dominicano.”[29] Lo fue desde el comienzo mismo de su vida intelectual hasta el final, Bonó sólo estudia lo nacional. La crítica histórica moderna se ve precisada a reconocer que en la esta novela de Bonó el pueblo/el campesinado deviene en: “la sustancia intelectual del novelista, dirigida a problemas y segmentos sociales normalmente objeto del desdén de los letrados.”[30].La conclusión es que en esa novela “se advierte ya una indagación sociológica, si bien bastante elemental.”[31]

Argumento No.2: El concepto de la historia: La historia, dice, no la comprendemos como comúnmente se escribe, cundo Bonó habla de historia quiere significar “aquella que hace conocer las costumbres, adelanto o atraso de una nación, ya haciendo parte de la historia general de la humanidad con las relaciones de un pueblo a otro, ya siéndole independiente en cierto modo y señalando paso a paso la vida de una nación.”[32]. Así, busca el porvenir en el conocimiento del pasado: “…después de tantas pruebas y experimentos…no será justo que la sociedad dominicana haga un alto y dirigiendo una mirada retrospectiva analice sus males pasados…”[33] Bonó estudia el pasado: “Para preparar al país a la grandeza que entrevemos…”[34], el estudio del pasado se justifica porque “…conociendo los errores pasados”, podremos determinar cuales serán las medidas que deben tomarse.

La lógica de razonar fundamentado en el conocimiento de la historia nacional se puso de manifiesto en Moca/1857. El movimiento revolucionario de Santiago del mismo año, discute el sistema de gobierno que constitucionalmente se adoptaría, dos planteamientos se presentaron al debate: unos proponen el sistema centralista, los otros el sistema federal. Bonó: “defensor de mis convicciones”, acoge la propuesta de que se adopte el sistema federal, pone en juego sus condiciones de excelente polemista. La parte contraria, la que defiende el sistema centralista, argumenta que la libertad se conseguiría mediante el sistema municipal, Bonó refuta apoyándose en la historia dominicana: “…el sistema municipal…no es sistema, sino un poder, y…en las formas centrales todo poder que no sea uno de los tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, es inferior y dominado…y esto lo probaré con hechos sacados de nuestra historia. La constitución de 1844…”[35]

Argumento No.3: Bonó produce el primer texto de sociología jurídica dominicana: En 1857, la nación se aboca a una reforma constitucional, Bonó produjo sus extraordinarios “Apuntes Para Los Cuatro Ministerios de la República”.Es un texto fundamental de la historia y sociología jurídica dominicana. Los Apuntes constituyen, para Cassá el “primer texto sistemático”y en ellos Bonó “afirma una propuesta de historia social.”Bonó era uno de los constituyentes, por lo tanto, en lo personal tenía que ocuparse de la tarea, la reforma constitucional. Coherente con su concepción de la Historia, Bonó asume la responsabilidad apoyado en su visión de la relación entre el pasado y el presente, así, lo primero que hace es revisar la historia legislativa de la colonia y de la nación, busca “noticias históricas” que le permitan orientarse y proponer soluciones. ¿Qué encontró Bonó en su revisión de la historia jurídica del país? “La gran equivocación”, que consistió en la adopción por decreto de los códigos franceses, nuestro legislador dedujo que si ellos convenían a Francia, también “debían convenir íntegramente a la República” y “esto fue la gran equivocación del congreso y lo que, desde el principio atrajo inconvenientes en la administración de justicia; desde entonces las leyes orgánicas han sido la trama de Penélope, tejer y destejer.”[36]

La conclusión de Bonó, sobre lo que ya es un hábito fuertemente arraigado en la tradición jurídica dominicana: “…cuan caro cuesta al pueblo un error en legislación, y cuántos años, cuanta sabiduría y buena voluntad se necesita para corregirlo”, “Cada nación necesita códigos propios, asentados sobre las bases fundamentales del derecho, pero acorde con sus necesidades, sus usos, costumbres, índole y grado de civilización.”[37]

Argumento No.4: Ideologización de las estructuras sociales: En Marx las estructuras del capital, la mercancía, por ejemplo, se expresan en el aparato ideológico, así tiene lugar el fetichismo de la mercancía. Bonó, formula una generalización en la que se plantea el fenómeno sociológico de la ideologización de las estructuras sociales: “Cuando las instituciones rigen a veinte generaciones sucesivas, se vuelven creencias y se identifican con las sociedades; sólo el hombre pensador puede sacudir el yugo de las que son erradas, mas, cuánto no debe luchar para hacer que el vulgo las sacuda.”[38]

Argumento No.5:La contradicción campo-ciudad: La ciudad y el campo definen dos espacios sociales diferentes en cuanto a base económica, poder político, estilos de vida y mentalidades/ideología, esto ha generado una permanente y universal conflictividad, Bonó es el primero en anotar y explicar desde un enfoque socio-histórico esta realidad nacional: “…la población urbana hoy casi por completo está a cargo de la población rural…Falta de organización de su trabajo exclusivo, una parte de esta población se disputa rabiosa los empleos públicos…otra cae sobre las tiendas ya de dependientes o como corredores de frutos temporales y escasos; muchos descienden a chalanes o gitanos en cambios y recambios maculosos; y no pocos aún más abajo, en mendicidad oculta y vergonzante…todo por la falsa opinión sobre el trabajo.”[39]

La relación campo/ciudad tiene su expresión política: “…observando con cuidado los antagonismos…se notará que el habitante del campo casi siempre abraza espontáneamente el partido contrario al que siguen las ciudades con el solo objeto de combatirlas, destruirlas o humillarlas.”[40]Esta contradicción es radical: “…en mi país la más de las veces el del campo no ve al de la ciudad como amigo ni como hermano, sólo como una carga pesada que, además de vestir, sostener y alimentar, pretende sin ningún título darse los humos de señora absoluta y despótica. Si a esto se agrega que la autoridad ubicada en la ciudad hace aún más odiosa la cosa, ejerciendo sus funciones las más de las veces como una verdadera calamidad para el que trabaja, llamándole a su presencia para despojarlo, para quitarle su tiempo, sus servicios, sus economías, sin que por pudor siquiera escude sus expoliaciones con el interés común, la medida entonces se derrama...”[41]

Esta contradicción campo/ciudad le sirve a Bonó de marco para ofrecer la primera explicación sociológica al fenómeno de la anarquía caudillista, para él las revoluciones son el resultado histórico de esa contradicción fundamental: “…ciertas explosiones periódicas desastrosas que mantienen en zozobra a la Nación” entonces, se “…inunda el país de un desorden que su fondo son protestas del trabajador.”[42]. De“explosiones del proletariado”: “Los prudentes atribuyen estas contradicciones a nuestra barbarie, y no se engañan”, más para Bonó la “…justificación de las cóleras repentinas y de los descontentos permanentes de nuestro gran grupo laborioso”[43] reside en“una sociedad mal organizada”, la causa la encuentra en la misma sociedad: que no organiza bien el trabajo: “…la culpa recae toda entera sobre la organización y realización del trabajo urbano.”[44]

La perspectiva de Bonó es explicativa y justificadora de la anarquía caudillista, el análisis es recuperado por José Ramón López, en su ensayo “La Paz en la República Dominicana” (1915). López mediante un recurso literario presenta un diálogo entre “los falsos Apóstoles” de la paz y “este pueblo sucio, hambriento, sin nutrición para el cuerpo ni para el espíritu”, “los predicadores de la paz” le dicen al pueblo: “Depón las armas”, el pueblo responde: “…esta paz…me constituye en esclavo. La guerra puede matarme, no lo niego. Pero al menos mientras ella dure soy libre, estoy bien mantenido y ejerzo un desquite contra la organización y los hombres que me oprimen.”[45] Por lo tanto: “…diles a los usurpadores, a los explotadores, a los tiranos inconscientes por tradición y a los tiranos conscientes por soberbia y por codicia, que no abusen de mí, que no me maltraten, que no me exacciones, que respeten mi vida, mis bienes, mi honor, y el de mi familia, que reconozcan que no soy un siervo de la gleba sino un ciudadano igual a ellos.”[46]

En lo relativo a la causa sociológica de las revoluciones, Bosch/1940, basa su análisis en el antagonismo entre los mismos sujeto urbanos: Los Pueblitas[47] por la consecución del empleo: “…crecieron las ciudades y pueblos sin que aparecieran industrias que dieran trabajo a la población que se multiplicaba.”[48], esto es, creció el número de los pueblitas, y como estos se disputaban el empleo público resulta que “…cuando una aspiración no podía ser cumplida, se reaccionaba virilmente, peleando. Fue esa la razón preponderante en el origen de la mayor parte de las revoluciones…Los rivales políticos se alzaban en armas, y las armas daban o negaban el derecho…Se peleaba, aparentemente, por un caudillo, pero en el fondo de la admiración y de la pasión por ese caudillo se agitaba casi siempre, como un demonio oculto, la esperanza del cargo que hiciera posible el pan y el techo, aspiración elemental del hombre.”[49]

“la contradicción campo-ciudad… tiende a colocarse como la tensión básica a través de la cual se manifiestan los conflictos en la sociedad precapitalista.”Actualidad, p.31.

Argumento No.6: La burocratización de la población urbana: Bonó es el primero en plantear el fenómeno de la burocratización de los sujetos urbanos: “…una parte de esta población se disputa rabiosa los empleos públicos…otra cae sobre las tiendas ya de dependientes o como corredores de frutos temporales y escasos; muchos descienden a chalanes o gitanos en cambios y recambios maculosos; y no pocos aún más abajo, en mendicidad oculta y vergonzante…todo por la falsa opinión sobre el trabajo.”[50] Por tal razón los llama “parásitos chupones, ya del presupuesto, ya de los particulares.”[51]

El fenómeno estudiado por Bonó, es visto por Bosch, quien en 1940 analiza la relación que en nuestra realidad social tiene lugar entre la población urbana y la burocracia, parte de la constatación de que mientras: “El campesino vive en la miserable soledad de su bohío, ignorante, enfermo y triste, escasamente algo más que una bestia de trabajo.”[52] A pesar de ser “la clase predominante en la producción de la riqueza: “…el poder pasó en la República Dominicana a ser feudo de <>, los cuales lo utilizaron-y lo utilizan en su provecho y en perjuicio de la mayoría”; Bosch identifica a los pueblitas como “esa enorme población parasitaria que vive o aspira a vivir de la burocracia estatal privada.”[53]

Si antes, escribe Bosch en 1940, Era Del Jefe, el pueblita conseguía el empleo mediante la violencia social, “jugándose la vida”:“Ahora, degenerado y temeroso de la técnica militar moderna, <> no se atreve…se logra por otros medios, calumniando a quien ocupe el cargo que puede resolverle…sus problemas…o asumiendo tan terribles responsabilidades en defensa de los que tienen el poder que estos…se vean obligados a premiar a quien radicalmente le sirviera…”[54] ¿Cuál será el futuro de esa población urbana? Bonó responde: “…gran parte de la población urbana actual y las venideras tienen un presente triste y un porvenir tétrico y luctuoso que no puede ni podrá inspirarles patriotismo.”[55]

Argumento No.7: La escasa proletarización: Bonó es el primero en señalar uno de los obstáculos fundamentales al proceso de desarrollo del capitalismo, realidad que se mantuvo hasta bien entrado el siglo veinte. En 1857 indicaba que la proletarización no se lograría por “…el escaso número de proletarios consecuencia inmediata de lo barato de las tierras que hacen a todos propietarios”[56]Los cuentistas (José del Castillo, Roberto Cassá, Wilfredo Lozano) sociales que han estudiado el proceso de formación del proletariado dominicano, están de acuerdo en que, en nuestro caso, la penetración del capitalismo agro exportador provoca una proletarización parcial, debido fundamentalmente a que la economía campesina permitía la recampesinisación, esto es la vuelta al conuco, con lo que el pensamiento sociológico moderno dominicano termina confirmando a Bonó. En síntesis, la disponibilidad de suficiente tierra permitía que la reproducción del trabajado tuviera como base no el salario, sino la pequeña parcela: “…el trabajo asalariado de estos trabajadores no representaba el elemento fundamental de su reproducción, la cual, básicamente se decidía en la empresa campesina, de la que provenían. Sólo de modo ocasional y temporero dichos trabajadores fungían como verdaderos asalariados del capital.”[57]

Argumento No.8: La Ocupación Haitiana: Bonó es el primer intelectual en reconocer que la ocupación haitiana dejó efectos sociológicos positivos para el pueblo dominicano, al respecto, en 1857, señala: “…cuando se separó de la República haitiana, el pueblo dominicano presentaba una faz nueva, a la contraída bajo el régimen español, los derechos del hombre habían hecho mucho camino…La esclavitud estaba abolida y todos los ciudadanos ejercían el derecho de soberanía que les corresponde.”[58] Posteriormente, en 1892, Hostos, hará igual reconocimiento. El Maestro, hace una apreciación incoherente sobre la ocupación, pues mientras por un lado sostiene que la ocupación “era el predominio de los bárbaros”[59]. Por otro lado, estima que “…el imperio durante veintidós años, de los haitianos sobre los dominicanos, se puede mejor considerar como un hecho social que como un suceso político”[60]. Ese hecho fue en el plano social beneficioso: “…a la sociedad política hizo el inestimable beneficio de democratizarla y de igualarla hasta el punto de borrar de la idea y de las costumbres la noción de autoridad privilegiada y las diferencias de castas”[61]. Aunque inconsistente, Hostos acierta en el señalamiento del efecto democratizarte de la ocupación.

El pensamiento científico social moderno revaloriza la ocupación haitiana en los términos avanzados por Bonó: “La época haitiana, tan denostada por la historiografía tradicional, fue una época de progreso, al menos en cierto sentido y hasta determinados momentos, tras la oscuridad del último período colonial español, el mayor desarrollo histórico de los haitianos repercutió positivamente, contribuyendo al afianzamiento de factores del orden nacional dominicano. Acaso es por ello que los verdaderos patriotas dominicanos, los nacionalistas trinitarios encabezados por Juan Pablo Duarte, no fueron enemigos del pueblo haitiano.”[62]

Argumento No.9: El método de Bonó: La observación y el análisis: La observación constituye para el sociólogo un método básico en la recolección de los datos, la teoría científico metodológica la asume como un instrumento primordial de la investigación, Bonó se basó en ella y en el análisis, él es en observador de los fenómenos sociales, utiliza el análisis: “si se estudia con detenimiento y por partes a este mismo pueblo…se notará…” Con estos métodos escrutó al pueblo dominicano.

Conclusión: Sin embargo, es forzoso admitir que Bonó: “…no adoptó una perspectiva especializada, como podía ser la del sociólogo teórico. Tampoco se adecuó a los requerimientos de detalles empíricos y cronología propios de la práctica historiográfica convencional; simplemente, construía marcos de referenciales para abordar problemas del presente. Su obra, en tal sentido, está permeada por una fórmula de publicista. Que le confiere un sello irrepetible.”[63]Ahora bien, lo que hace de Bonó el primer sociólogo dominicano es el objeto de estudio: la realidad social dominicana. El método: la observación y el análisis. Y, el enfoque explicativo: explicar la realidad por ella misma, basado, además, en la propia historicidad del objeto y, Bonó, como hemos visto, para explicar los fenómenos sociales constantemente recurre a la historia dominicana.

Permítanme apropiarme de una expresión justiciera: “Gloria eterna para Pedro Francisco Bonó. Que la más gloriosa de las batallas es la que se gana, como la del Cid, después de muerto.”[64]

[1] -Sociólogo, abogado, maestría en historia dominicana, ensayista, catedrático en sociología, filosofía e historia. La tesis que se defiende ha sido anteriormente sustentada, otros ya han sostenido que Bonó es “el primer gran ensayista dominicano”, “primer sociólogo dominicano” (Roberto Santos Hernández, La Biblia y el Talmud de San Francisco, P.134), la novedad que contiene el presente ensayo reside en que la tesis es presentada con argumentos a favor de la demostración del planteamiento. El texto es un apretado esbozo de una investigación más profunda que realizamos con el título: Bonó: El Campesino Ilustrado. Advertimos que el escrito circunstancialmente sólo abarca un par de textos de Bonó.
[2] -Emilio Rodríguez Demorizi, Papeles de Pedro F. Bonó, P.518.
[3] -Ibíd.
[4] -Ibíd. P.17.
[5] -Harry Hoetink, El Pueblo Dominicano, 1850-1900, P.67.
[6] -Harry Hoetink, La República Dominicana 1870-1930, en Historia del Caribe, P.110.
[7] -Rufino Martínez, Diccionario Biográfico-Histórico, 1971.
[8] -Joaquín Balaguer, prólogo al texto: José Ramón López: El Gran Pesimismo Dominicano, P.16.
[9] -Ibíd. P.7
[10]-Ibíd.
[11]-Ibíd.
[12]- López, reafirma Viloria: “Conjuntamente con…Bonó, es una de las figuras cimeras entre los precursores de la sociología dominicana.”Alexis Viloria, José R. López: Precursor de la Sociología Conservadora Dominicana, AQUÍ, La Noticia, 7/1/1989.
[13]-Juan Isidro Jimenes Grullón Sociología Política Dominicana, Vol., Capítulo XII, P.325.
[14]-Ibíd. P.332.
[15]-Ibíd. P.333.
[16]-Raymundo González, Bonó un Intelectual de los Pobres, P.28. Roberto Cassá ha hecho elogios a la obra de González, se refiere a él como el autor que le ha “enseñado a aquilatar la trascendencia de Bonó.” Según Cassá, es: “Raymundo González, quien ha llevado a cabo los análisis más preclaros acerca de la obra de Bonó…”
[17]-Frank Moya Pons, Manual de Historia Dominicana, P. 410.
[18]-Ibíd. P. 398.
[19]-Wilfredo Lozano, La Sociología Dominicana: Una Evaluación, P.19.
[20]-Ibíd. P.21.
[21]-Ibíd. P.20.
[22]-Ibíd. P.20-21.
[23]-Ibíd. P.34.
[24]-Ibíd. P.19.
[25]-Roberto Cassá, Pedro Francisco Bonó, Tobogán: Biografías Dominicanas.
[26]-Roberto Cassá, Apología a Pedro Francisco Bonó, CLIO, No.155, P.13.
[27]-Emilio Rodríguez Demorizi, Prefacio al Montero, P.24.
[28]-Pedro F. Bonó, El Montero.
[29]-Cassá, Apología…CLIO, No.155, P.14.
[30]-Cassá, Bonó…Tobogán, P.19.
[31]-Ibíd. P.21.
[32]-Demorizi, Papeles…P.81.
[33]-Ibíd. P.97.
[34]-Ibíd. P.102.
[35]-Ibíd. P.127.
[36]-Ibíd. P.88.
[37]-Ibíd. P.89.
[38]-Ibíd. P. 84.
[39]-Demorizi, Papeles…P.286.
[40] Ibíd. P.288.
[41]-Ibíd. P.289.
[42]-Ibíd. P.289.
[43]-Ibíd. P.287.
[44]-Ibíd. P.290.
[45]-José Ramón López, La Guerra y la Paz, P.98.
[46]-Ibíd. P.97.
[47]-con “…tal palabra define en la conciencia del rústico una abyecta posición moral: la del explotador o aspirante a serlo.” Son “profesional de la política”, es el vivero de los explotadores “…es esa porción de la sociedad dominicana a la cual el campesino llama, con desdén ostensible, los pueblitas.” Juan Bosch, Un Pueblo en un Libro, prólogo al texto “La República Dominicana: Análisis de su Pasado y su Presente”, de Juan I. J. Grullón, P.22.
[48]-Ibíd. P.23.
[49]-Ibíd. P.24.
[50]-Demorizi, Papeles…P. 286.
[51] Demorizi, Papeles…P. 291
[52]-Bosch, Un Pueblo…P.25.
[53]-Ibíd.
[54] -A esa triste realidad social “se debe el fracaso del pueblo organizado en Estado.” (Ibíd. P.27), a ella, también el hecho histórico de que “los pueblitas y no otros, son…los que sostienen gobiernos de fuerza.” (Ibíd. P.25)
[55]-Demorizi, P.286.
[56]- Demorizi, Papeles… P.94.
[57]-Wilfredo Lozano, Proletarización y Campesinado en el Capitalismo Agro exportador, 69.
[58] -Demorizi, Papeles… P.89-90.
[59] -De Hostos, Eugenio María, Páginas Dominicanas, Ed. Taller, P.107.
[60]-Ibíd.
[61] -Ibíd.
[62]-Roberto Cassá “y otros”, Actualidad y Perspectiva de la Cuestión Nacional en la República Dominicana, P.28.
[63]-Cassá, Apología… P.13.
[64]-Todas las negritas utilizadas en el ensayo son nuestras.